Mes nueve, que comience
        Es, por supuesto, la corriente, quien me arrastra hasta este blog, este diario íntimo tan público. Por suerte, soy un pez de ciudad pispeando, cerca de la orilla, que no suba la marea y mojándome, timidón como siempre, apenas hasta las pantorrillas.
        De todos modos, acá estoy, aunque reserve algunos castillitos de arena para mi techo y (no hay mas remedio) también para mí.
        De todos modos, acá estoy, aunque reserve algunos castillitos de arena para mi techo y (no hay mas remedio) también para mí.
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