Conciencia moderna
        Pido de ante mano a mis inpensantes e inpensados lectores perdón por el título periodístico que lleva el siguiente verso. Espero sepan disculparme, o entenderlo.
Un poquito más allá
tendía la lealtad, sin escándalo
de uvas ni de alhajas
ni de ferias ni euforias o falos,
su otra oportunidad (confiar dos veces,
no hace al caso, es lo mismo)
que a ciegas estremece.
Y, de la mano, bastante afanosa,
con radiante sonrisa de edonismo,
recomendaba su atajo, su abismo,
mendigando, la traición.
Dudaba el camino y miró, absorto,
ese ocho, esa fusión
del fiel y el impío. Eligió el corto.
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