lunes, octubre 17, 2005

Por la presente:

        CONTRATO ENTRE LA SEÑORA WANDA DE DUNAIEW Y EL SEÑOR SEVERINO DE KUSIEMSKi

        "El señor Severino de Kusiemski quiere, desde el día de hoy, ser el prometido de la señora Wanda de Dunaiew, renunciando a todos sus derechos de amante y obligándose, bajo la palabra de honor y caballero, a ser su esclavo, en tanto que ella no le conceda libertad.
        "Como esclavo de la señora Dunaiew,(...) se compromete a satisfacer sin reservas todos los deseos de la susodicha señora, su dueña, obedeciendo todas sus órdenes, siéndole humildemente sumiso, considerando cualquier merced que reciba como una gracia extraordinaria.
        "La señora Dunaiew, no sólo adquiere el derecho de golpear a su esclavo por las faltas que cometa, sino también el de maltratarle por capricho o por pasatiempo, incluso hasta matarle, si le place. Queda, en suma, en su propiedad absoluta.
        "Si la señora Dunaiew concede libertad a su esclavo, el señor Severino de Kusiemski se compromete a olvidar todo lo que, como esclavo, haya podido sufrir, y a no vengarse jamás, en ninguna manera, por ningún medio y bajo ninguna especie de consideración, ni a ejercitar acción contra aquélla. "

        (...)

       - Ahora comprendo el placer de poseer a un hombre que ama.

La Venus de las Pieles , Leopold von Sacher-Masoch.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo he firmado algo así demasiadas veces.
¿alguien conoce el teléfono de un buen abogado que sepa qué hacer en estos casos?
bueno, si lo conocen, no me den el teléfono. no lo quiero.

cariños.

4:10 p. m.  
Blogger Kairel said...

"(El amor) Significaba para el el deseo de ponerse a merced de la mujer amada. Quien se entrega a otro como un soldaado que se rinde, debe hacer previamente entrega de cualquier tipo de arma. Y si se queda sin defensa alguna ante el ataque, no podrás exitar preguntarse; ¿cuándo llegará el ataque? Por eso puedo decir: para Franz el amor significaba la permanente espera de un ataque."

Y por otro lado, "(Sabina) Tenía unas ganas terribles de decirle, como la más trivial de las mujeres: ¡no me abandones, no dejes que me vaya, dómame, esclavízame, sé fuerte! Pero eran palabrs que no podía y no sabía pronunciar."

(Milan Kundera, "La insoportable levedad del ser")

11:43 p. m.  
Blogger Roger said...

Matías.
Seguiremos firmando...

Kai.
Nuestras lecturas parecen concidencia con demasiada frecuencia.

Lo peor, creo, es justamente esa contradicción aparente en la cual la señora "concede libertad a su esclavo"

1:43 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home