Retiro.
        Con gestos de horror y asombro y con cara de competencia, miraron -para luego interrogarme e intentar convencerme- cuando les dije "ya no escribo". En falso entusiasmo erudito y artístico, vería sus bocas entreabiertas y vacías si yo, más sagaz y menos sincero, dijese que muero, que ya no estoy viviendo. Si encuentran palabras para esa ausencia imposible y dolorsa, justificarán con su talento, pasión y sensibilidad del mundo y la vida, mi retiro de la letra necesaria. Mientras tanto, estoy muriendo como todos los que conozco.
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