Esperanzado y terrible, sufriendo.
        Extraño a la mujer que todavía no tuve. Esto creo que se llama Haiku ¿no, Anouk? O Reiki, o como sea, porque de cualquier manera no me interesa saber su nombre, ni entender su significado. Detrás de todos los designios y los indicadores, se esconde la violencia que reprime el sentimiento. Y el sentimiento, nos guste o no, no tiene término ni sentido, ni principio ni fin, más que las marcas cortantes que él mismo deja al aparecer y al irse.
        Y sí: la extraño, porque se hace de todas las mujeres que tuve y con nada de ellas y con nada de las que no quiero tener. Pero ella sobre todo es yo con ella, es yo conmigo mismo más adelante, feliz, inalcanzable, siempre corriéndonse en la nostalgia del futuro. Y la extraño, siempre lléndose, como la felicidad, que, parafraseando a El Escribidor, es siempre un recuerdo de algo que no pasó. Un Haiku, pero que no es escritura, sino un trazo en el pecho, en la noche y en el inexplicable sentimiento de soledad al despertar.
        No hay nada más terrible que esta esperanza, porque no hay nada más terrible que ella. Sin embargo, asumo la carga de esa esperanza, esperanzado y terrible, sufriendo, extrañando a la mujer que todavía no tuve y ya amo, en un pasado lleno de tardes en la cama que no ocurren y de amaneceres que se postergan porque ella debe irse para encontrarse conmigo que todavía no conoce y ya nos amamos y extrañamos y lastimamos y recordamos y soñamos...
        Y sí: la extraño, porque se hace de todas las mujeres que tuve y con nada de ellas y con nada de las que no quiero tener. Pero ella sobre todo es yo con ella, es yo conmigo mismo más adelante, feliz, inalcanzable, siempre corriéndonse en la nostalgia del futuro. Y la extraño, siempre lléndose, como la felicidad, que, parafraseando a El Escribidor, es siempre un recuerdo de algo que no pasó. Un Haiku, pero que no es escritura, sino un trazo en el pecho, en la noche y en el inexplicable sentimiento de soledad al despertar.
        No hay nada más terrible que esta esperanza, porque no hay nada más terrible que ella. Sin embargo, asumo la carga de esa esperanza, esperanzado y terrible, sufriendo, extrañando a la mujer que todavía no tuve y ya amo, en un pasado lleno de tardes en la cama que no ocurren y de amaneceres que se postergan porque ella debe irse para encontrarse conmigo que todavía no conoce y ya nos amamos y extrañamos y lastimamos y recordamos y soñamos...
1 Comments:
Querés que llore? No me hagas esto un viernes de semana santa ! (?)
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