viernes, julio 15, 2005

Doble y uno.

        La gente se junta sale, bebe, se mata de risa, baila. Yo soy la gente: y yo no me junto conmigo, no salgo, ni bebo, no me mato de risa, ni bailo. ¿Donde está el desdoblamiento? Aunque yo sea la gente, la gente no es yo.
        En ese doblez, en esa marca mal hecha, en ese igual que sale para los dos lados (como un espejo menos macabro) aparentemente en forma idéntica está el mayor desamparo de todos los hombres que sienten las relaciones con los demás, atravezadas por la contingencia de esta sociedad.
        Y ahora recuerdo cuando de chico doblaba en muchas partes una hoja y recortaba en ella mi figura de hombre... y salían muchas personas, juntas, tomadas de la mano.