martes, julio 05, 2005

Existencia y contrabando (I).

        Es indudable el por qué de mi existencia. Soy un contrabandista. ¿De qué, desde cuando? No voy a recurrir a demoras narrativas para contestarlas: no sé con exactitud el momento en que me di cuenta de que estoy pasando como contrabando mi mejor mercancía, pero sí que ese instante coincide con mis primeras necesidad escriturarias (pues no sólo son literarias).
        En Mallea descubrí esto que hoy digo (y cito) y que me justifica a mí y a muchas de mis amistades, que no podemos asir ni siquiera por los bordes esta cultura capitalista de las relaciones interpersonales. Nuestras mejores mercancías no quieren entrar en esta lógica, y entonces salen de contrabando por los poros, por las lágrimas, por los mates y otras excusas. Quien quiera poner objeciones dialécticas sobre el medio en que escribo, desde ya tiene razón; pero la tristeza y otras inquietudes humanas como ésta necesitan saltar de inmediato en cualquiera de sus formas, bajo cualquier soporte y espacio.
        Tal vez tenga razon Marcusse, y que una nueva sensibilidad sea lo único capaz de modificar las relaciones de producción, y así el arte ya no sería opuesto al trabajo sino parte de él; y la manera de relacionarse con los otros ya no sería como valor de cambio, sino rompiendo la equivalencia y que cada uno valga por los demás y por algo que es él mismo en sí.
        Ahi se detiene mi inteligencia, por limites propios y por el propio sentimiento, atado a estas contradicciones de no poder ser "Roger" cuando dicen "Guido" (sí, por primera vez me nombro) y de estar detrás de este blanco sobre negro, de estas palabras que no puedo dar a leer pensando que pueden mirarme a la cara y reirse de mí, de mi inutilidad, de mis deseos (que son los de todos los hombres).
        Mientras tanto, como Roger, existo contrabandeando; soy el opuesto de aquél otro que comercia por afuera. Y lo peor es que, como dice Mallea, está obligado a que yo exista, obligado por todos los demás y por él mismo, a pasar sus mejores mercancías como contrabando; es decir, a través mío.

2 Comments:

Blogger Roger said...

Claro, Mafalda, es verdad, no todo es mercancía. Justamente a eso apunto, creo. A vernos obligados a la compra venta de nosotros.
Y la importancia del texto (o de la necesidad de haberlo escrito, mejor dicho) es la inversión de esa jerarquía: si lo mejor de mí es puesto como valor de cambio (contingencia si la hay), entonces, primero, yo no lo doy por válido del todo y contrabandeo, uso el medio para romperlo... y lo segundo es lo que invierte, porque es la litetatura, el arte: rompe, invierte, desde adentro.

Y solo por eso (y por mi déficit creativo) uso esas palabras y creo que en esa dirección iba tambien Mallea, pues no lo pretendo subestimarlo.

Gracias.

7:47 p. m.  
Blogger Roger said...

Y tampoco pretendo repetir el objeto directo (lo), pero todo no (lo) puedo.

7:49 p. m.  

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