La misoginia como enfermedad -metástasis del desprecio humano- puede ser medicina: aislamiento (delimitación de lo que silenciosamente se reproduce)
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
  
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia necesita una historia de sus fracasos, para definirse al fin honestamente: debilidad, pantomimas homosexuales, histeria (cobardías)
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia asumida valientemente con intención de defensa: mujer que huele una debilidad y salvajemente ataca (impotencia de poder, resentimiento)
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
  
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia, digámosle, indiferencia sobre las maneras habituales, hasta dar odio: seducción (es decir, engaño).
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia puede ser un dominio de la carne, control del azar humano: golpe de suerte.
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia debe -para no repeler- ser un término positivo, sin mudar de concepto: lucha (contra la negatividad social que la nombra)
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
  
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia como el conocimiento posible de un sentimiento femenino: competencia (es decir, exclusión de los "iguales").
	 
    
    
	         
    
    
  
   
  
  
  
  
  
 
  
    
  
     
  
  
         
    
	 
	 La misoginia considerada, supongamos, como hecho intelectual primario: introspección (es decir, rechazo).