Desplaza-miento
En este incesante no sé qué de desplazarme que voy sufriendo me vi asaltado(r) hoy, mientras caminaba hacia casa. Siempre en movimiento -como si ese desplazarme fuera una condición o una ironía- vengo a salirme de mí y verme desde la distancia del flequillo, desde un colectivo o desde adentro nomás, desde una palabra secreta de la angustia que silenciosamente se expresa y me escudriña.
¿Razones del desplaza-miento, hacia él-Roger? No lo sé: tal vez ese hueco esté formado por la violencia del espacio y el tiempo, por la melancolía del qué se yo, y por razones tan materiales como la sociedad, el dinero y las relaciones antagónicas que modifican todo tipo de accionar humano. No-soy un producto de letra, sino de emociones, de personas, de amor (ahora con su pelo corto, tan ella) y de imposibles diferencias ante un mundo con carteles luminosos, con esta computadora inexplicable, con los estoicos semáforos y los tenedores de tres dientes.
Pero este desplaza-miento me trae hacia acá, donde me muevo y miento a placer, pero donde también me busco y me culpo y dónde quizás camine más que cuando realmente camino. Si alguien y yo intentaran (sí, intentaran, porque mi yo es no-yo y él nada intenta, salvo -acaso- amar, temer y no partir mientras mastica y toma) resolver esto desde la psicología de mis tímidas y tolerables psicosis, no haria sino disolver mis alteracion y aliteraciones en ese ácido de mis fracasos y desencantos con padres, mujeres, amigos y edificios y escaleras; y desde el puro análisis escritural, no conseguirían más que revolver en un saco de mil palabras y estructuras, una especie de Scrabble de mi conciencia.
Qué raro todo esto ahora en que me desplazo y a la vez también me alejo de algo que quise decir y que sin duda sentí, lleno de dudas que aquí practico; doblemente miento, pero una de ambas, o tal vez las dos y ninguna, contiene la inocencia y la pasión de algo puramente humano, casi físico, de ser y no ser por culpa y gracias de/con los otros.
Y más raro aún, que haya encontrado, en un libro de Olga Ávila Culrid, anotado un poema anónimo que sintetiza todo lo que intenté desplazar (para no aplazar) de-en mí, y que este texto mismo resulte un análisis e interpretación de esa hermosa poesía que a la vez fue motivo inmotivado de todo este movi-miento.
P.D.: creo que la prosa tortuoria anterior y el esfuerzo por haberla desatado de imbecilidades y retóricas hasta el final, ha sido premiada con este verso-verdadero.
¿Razones del desplaza-miento, hacia él-Roger? No lo sé: tal vez ese hueco esté formado por la violencia del espacio y el tiempo, por la melancolía del qué se yo, y por razones tan materiales como la sociedad, el dinero y las relaciones antagónicas que modifican todo tipo de accionar humano. No-soy un producto de letra, sino de emociones, de personas, de amor (ahora con su pelo corto, tan ella) y de imposibles diferencias ante un mundo con carteles luminosos, con esta computadora inexplicable, con los estoicos semáforos y los tenedores de tres dientes.
Pero este desplaza-miento me trae hacia acá, donde me muevo y miento a placer, pero donde también me busco y me culpo y dónde quizás camine más que cuando realmente camino. Si alguien y yo intentaran (sí, intentaran, porque mi yo es no-yo y él nada intenta, salvo -acaso- amar, temer y no partir mientras mastica y toma) resolver esto desde la psicología de mis tímidas y tolerables psicosis, no haria sino disolver mis alteracion y aliteraciones en ese ácido de mis fracasos y desencantos con padres, mujeres, amigos y edificios y escaleras; y desde el puro análisis escritural, no conseguirían más que revolver en un saco de mil palabras y estructuras, una especie de Scrabble de mi conciencia.
Qué raro todo esto ahora en que me desplazo y a la vez también me alejo de algo que quise decir y que sin duda sentí, lleno de dudas que aquí practico; doblemente miento, pero una de ambas, o tal vez las dos y ninguna, contiene la inocencia y la pasión de algo puramente humano, casi físico, de ser y no ser por culpa y gracias de/con los otros.
Y más raro aún, que haya encontrado, en un libro de Olga Ávila Culrid, anotado un poema anónimo que sintetiza todo lo que intenté desplazar (para no aplazar) de-en mí, y que este texto mismo resulte un análisis e interpretación de esa hermosa poesía que a la vez fue motivo inmotivado de todo este movi-miento.
Veo pasar las cosas quietas
que han detenido al tiempo.
Los postes que nacieron de la tierra
y echaron como raices cables hacia el cielo,
medio perro sobre una línea amarilla -muerto-,
la llanura callada hasta el horizonte
que sintio correr los libres animales y
escuchó la noche silbando su nostalgia,
y las blancas gaviotas que a contra viento
vuelan inmóviles.
En una garita
el recuerdo de un anciano
vende boletos arrugados.
Detrás del vidrio creo
que me estoy moviendo
y encuentro en el reflejo
mi propio rostro.
P.D.: creo que la prosa tortuoria anterior y el esfuerzo por haberla desatado de imbecilidades y retóricas hasta el final, ha sido premiada con este verso-verdadero.